La historia trata sobre dos amigos de infancia, Tohno Takaki y Shinohara Akari, que se separan cuando Akari se debe trasladar de región debido al trabajo de sus padres, por lo que deciden mantenerse en contacto vía mail. A partir de este momento la distancia entre ellos se va haciendo cada vez más grande.
Tal y como ocurre en el cortomotraje ya mencionado lo importante de la película son los pensamientos de los personajes (sí, los pensamientos, mucho más que los diálogos) que se transforman en verdaderas reflexiones acerca del transcurso del tiempo. En la primera parte vemos a Takaki, que vendría siendo el gran protagonista, un joven enamorado que ha planificado su futuro junto a Akari, para luego verlo truncado por las circunstancias y darse cuenta de que, al mismo tiempo en que se aleja de la chica a la que ama, también lo hace de las que eran sus expectativas de vida. Sin embargo, el chico no abandona fácilmente sus sueños y está dispuesto a luchar por la que concidera su alma gemela (la escena de la estación de tren es verdaderamente romántica). En la segunda parte se involucra a un nuevo personaje en la vida de Takaki: Kanae Sumida, que vendría siendo todo lo contraría a él, una chica que vive el día a día, sin pensar demasiado en lo que se vendrá. Y, en la última, nos muestran las vidas de Akari y Takaki en su etapa adulta, cosa de la que no hablaré o arruinaré el final. Todas estas reflexiones van acompañadas de preciosas escenas que en muchas oportunidades parecen pinturas sucedidas unas de otras y una banda sonora sútil.
Personalmente me tocó bastante. Es una película hermosa, sentimentaloide, sí, pero muy bella sobre un proceso tan natural (y complicado de explicar) como el crecimiento. Yo la recomiendo para todo aquel que disfrute de una buena película de animación. Y es obligatoría para los sentimentales.
PD: No me está resultando nada esto de tratar de ser constante... ¡Pero aún no abandono la guerra!
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